lunes, marzo 26, 2007

Se tirotean marinos y policías

MIGUEL RODRIGUEZ

SANTO DOMINGO.- Un enfrentamiento a tiros entre agentes de la Policía y presuntos miembros de la Marina de Guerra dejó al menos dos personas con heridas leves y causó una gran alarma entre los vecinos de la calle Eduardo Brito, en Punta Torrecilla, Los Mameyes.

El incidente hizo que la Policía enviara gran cantidad de vehículos de patrulla hacia el lugar donde un raso de la Marina, identificado como Ernesto Pérez (Ernestico), acostumbra a cerrar la calle para vender bebidas alcohólicas y chimichurris, además de que instala un sistema de amplificación de música de las denominadas “disco-lay”.

Más de 300 personas se encontraban bailando y tomando cuando se presentó la Policía para desmantelar el negocio que ocupaba la calle en el barrio residencial.

Fue entonces cuando se formó una discusión y los dueños de los negocios que funcionan alrededor de la discolay comenzaron a disparar contra los agentes, dijo la Policía.

Los dueños de negocios se resistieron a dejar el lugar y empezaron a arrojar botellas y objetos a los agentes policiales, que sacaron sus armas y dispararon al aire mientras hombres que se identificaron como militares y miembros de la Marina, pero vestidos de civil, sacaron sus armas también y las dispararon en distintas direcciones.

Andrés Medina Moreta, un residente en la zona, dijo que salvó la vida milagrosamente, pues una bala rompió los cristales delantero y trasero de su vehículo, pasándole a pocos centímetros de la cabeza. El incidente se produjo alrededor de las 8:30 de la noche y una hora y media después se retiraron los agentes llevándose las sillas, ajuares, una motocicleta y varios detenidos.

El tiroteo duró varios minutos, debido a la resistencia armada de los presuntos miembros de la Marina, cuya base de Sans Soucí está a escasos metros del lugar. Algunos jóvenes dijeron que celebraban un torneo de básquetbol, pues tienen un canasto y una cancha pintada en la calle, al lado del negocio de chimichurris del raso Pérez.

Muy pocos vecinos aceptaron hablar con los periodistas, se les notaba temerosos y hasta un hombre que se identificó como sargento de la policía, aunque estaba vestido de civil, dijo que no se atrevía a comentar lo que allí ocurría en realidad. Algunos jóvenes, ebrios y nerviosos, profirieron insultos y amenazas contra periodistas que se presentaron al lugar del tiroteo.

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